Investigadores descubren por primera vez musgos capaces de revivir
en la naturaleza y el laboratorio tras cuatro siglos sepultados bajo un
glaciar. La capacidad de regeneración de la planta sorprende a los científicos
Desde el
siglo XX, el fenómeno del retroceso de los glaciares se ha multiplicado y cada vez son más los
científicos que se acercan a ver qué dejan sobre la tierra cuando el hielo
desaparece. Este equipo de científicos acudió a inventariar los restos
biológicos que había dejado el glaciar Lágrima de la isla Ellesmere, en el
archipiélago ártico canadiense. Allí descubrieron estas plantas oscurecidas,
que parecían muertas, salvo porque en algunos extremos mostraban brotes verdes:
tallos que volvían a reverdecer y ramitas que daban testimonio de la
regeneración. Tras analizar su composición, concluyeron que esos musgos habían
estado cubiertos por el glaciar unos 400 años, casi desde los comienzos de la
Pequeña Edad de Hielo que enfrió el hemisferio norte alrededor del año 1550 .
Las células
de estos musgos tienen la capacidad de diferenciarse y desarrollar una nueva
planta en un proceso análogo al de las células madre. “Por lo tanto”, escriben,
“las células se pueden apagarse fisiológicamente durante la desecación y
revivir cuando las condiciones son favorables”. De este modo, estas plantas
“son candidatos ideales para experimentos biológicos, especialmente en
ambientes extremos”.
Este
descubrimiento no sólo evidencia la gigantesca capacidad de adaptación de estas
plantas a condiciones extremas, sino también la concepción que tenemos de la
biodiversidad en zonas colonizadas por el hielo.
Salvando
distancias, se nos vino a la memoria el caso del GINKGO BILOBA.
No hay comentarios:
Publicar un comentario